jueves, 23 de diciembre de 2010

TEMORES Y CERTEZAS PRENAVIDEÑAS

Era intención de estas líneas comentar Las 10 tareas urgentes de 2011 planteadas por el Movimiento Sin Miedo al país y al Gobierno del MAS para reencauzar las transformaciones políticas y económicas en democracia. Lamentablemente, la avalancha de acontecimientos que rodean este tiempo prenavideño me obligan a sumar papel y tinta a expresiones de impotencia y protesta producidas por la obsesiva arremetida contra líderes regionales y municipales de la oposición. El Presidente y su Vicepresidente lo anticiparon al afirmar que no podrían gobernar con opositores. No eran discursos, eran sentencias.
Y es que en un Estado laico y descolonizador en Navidad no hay descanso. ¡Ingenuos quienes confiaron en que el espíritu navideño habría de sosegar el ‘ímpetu justiciero y disciplinado’ de autoridades, jueces y fiscales enfrascados en la lucha contra la ‘corrupción’! Los ajusticiados, ‘corruptos’, verdaderos, imaginados o así estigmatizados por abandonar o criticar el proceso de cambio no tienen tregua.
Con el derecho de presunción de inocencia archivado, el desfile de imputados seguidos por la privación de libertad preventiva ya no sorprende. Las noticias se acompañan por villancicos y el frenesí comercial adormecedor de una ciudadanía indiferente o enmudecida por razones prácticas. Es la consecuencia política de un tiempo sobrecalentado por la excepcional bonanza económica que bendice a la región y atiborrado por la propaganda destinada a desterrar la acción, la deliberación política y condenar a actores políticos y servidores públicos.
Los cambios sí se notan. En 2000, al iniciarse el nuevo milenio y, a propósito del año del Jubileo, los defensores de los derechos humanos y la Iglesia católica, muy de la mano, cabildeaban en los pasillos del entonces Congreso de la República impulsando el indulto y perdón a cientos de reclusos, víctimas de las deformaciones de una justicia que no llegaba. Poco después, demandaban la aprobación y modificaciones sustantivas a la Ley de Resarcimiento a las Víctimas de la Violencia Política en tiempos de dictadura, gestada por el Gobierno de entonces en línea con iniciativas similares en la región. Entonces eso era posible, pese a la democracia imperfecta y un Poder Judicial desprestigiado que comenzaba a reformarse.
Curiosamente, algunos de esos activistas ofician hoy de ‘inquisidores’ de la nueva era. En su delirio refundacional no escatiman discursos para enterrar la memoria de luchas antidictatoriales y por la democracia. Confrontan innecesariamente a su antigua aliada, la Iglesia católica. En la era de la rebelión indígena combinada con el culto jacobino no hay tiempo para la clemencia. Al contrario, prevalece una actitud cada vez más indulgente con las FFAA y organismos de Inteligencia policial. Tampoco hay espacio para honrar a las víctimas de las dictaduras ni defender el derecho inviolable a la defensa, al debido proceso, a la gratuidad de la justicia reconocida por la nueva Constitución.
Por ésas y muchas otras razones, las 10 tareas para reconducir el cambio merecen sustituirse por aquellas destinadas a defender derechos y derrotar el miedo deliberadamente sembrado por el abuso de poder. Reconocerlo molesta y lastima, cuando faltan días para conmemorar 30 años de la masacre de la calle Harrington, cuando una generación política daba su vida por la democracia. ¡Lo reitero al concluir 2010! En la construcción democrática no hay un ‘año cero’.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Atizando focos de calentamiento social



Las lecciones no se aprenden. La torpe e injusta suspensión del parlamento de Evo Morales lo victimizó y empoderó. A juzgar por los pronunciamientos de apoyo, parece suceder lo mismo con Nina. ¿Será verdad que el Presidente ordenó el descabezamiento de la Fejuve? Lo dudo. Lo cierto es que estos hechos atizan focos de calentamiento social en las alturas, incluyendo los de Potosí
( Resaltado por Los Tiempos)

La arbitraria suspensión de Fanny Nina, primera mujer presidenta de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto (Fejuve), demuestra que algunas cosas no cambian. Queda claro que los impulsores de su alejamiento no entendieron el mensaje del electorado en ocasión de la elección municipal. El dramático descenso de la votación del MAS en uno de sus bastiones incondicionales fue interpretado como rechazo a las prácticas sectarias y prebendales que en lugar de atenuarse parecen gozar de buena salud en la vida de las organizaciones sociales ahora empoderadas. El voto unánime a favor de Nina fue una respuesta a la promesa de cambio. No sólo del estilo de liderazgo sino también de las transacciones poco santas y clientelares que en su momento sumaron a las estocadas que hirieron de muerte a los partidos políticos.

Lo ocurrido en El Alto motiva a la reflexión. La lucha por el poder ¿está condenada a reproducir el abuso y el autoritarismo tan arraigados en la cultura política nacional? Se dice que Nina decidió no entrar en el juego de subordinarse incondicionalmente al partido de gobierno en base al principio de independencia política partidaria de la Fejuve. También se comenta que pudo más la lógica del chantaje, del “toma o daca”, a la que se resistió no pudiendo “amarrar” la red de lealtades imprescindibles para sobrevivir en las aguas turbias y furiosas del poder.

Para los más experimentados dirigentes y analistas en estas lides, además del trabajo y vocación de servicio, la permanencia y la reproducción del poder, sea en partidos políticos, organizaciones sociales o sindicatos, pasa por asegurar una base dirigencial satisfecha con los beneficios colaterales otorgados por su cúpula en el poder. ¿Tan descarnada es la realidad que no da tregua ni resquicio alguno para al menos moderar estilos autoritarios y antidemocráticos cuando de copar y perpetuarse en el poder se trata?

La Fejuve es una organización sui generis. Dada su capacidad de lucha en medio de tanta pobreza, informalidad y crónica debilidad institucional alteña, ha ganado una legitimidad que, con el tiempo, la llevó a jugar un rol público paralelo, complementario y hasta sustitutivo al que por ley le corresponde al gobierno municipal. En esta maraña confusa de roles, el control social se confunde con “complot social”, el poder social se convierte en poder real detrás del trono desdibujando los límites que diferencian no sólo la institucionalidad estatal de aquella que hace parte sociedad civil sino también lo prebendal de lo corrupto.
Hoy en día se conoce que son varios los trámites municipales que requieren del visto bueno previo de la dirigencia vecinal. Ello ocurre sin asumir de manera expresa la responsabilidad política que ello implica. No hay gestión de alcalde que adopte decisiones, por más sabias e inteligentes que sean, al margen de la bendición de la red compleja de organizaciones sociales alteñas. Entendemos que Fanny Nina intentaba modificar esta cultura tan arraigada siendo rebasada por las tensiones de poder que anidan los conflictos de interés, ideológicos y partidarios subyacentes en El Alto.

Las lecciones no se aprenden. La torpe e injusta suspensión del parlamento de Evo Morales lo victimizó y empoderó. A juzgar por los pronunciamientos de apoyo, parece suceder lo mismo con Nina. ¿Sera verdad que el Presidente ordenó el descabezamiento de la Fejuve? Lo dudo. Lo cierto es que estos hechos atizan focos de calentamiento social en las alturas, incluyendo los de Potosí.

lunes, 20 de septiembre de 2010

A mi Cochabamba en el Bicentenario



Cochabamba: más allá del Bicentenario

“¡El Alto Perú será libre porque Cochabamba así quiere que lo sea!”. Ruidosa en tiempos de la gesta libertaria, esta proclama bicentenaria tiene hoy una singular fuerza provocadora cuando es hora de mirarnos en el espejo de la historia y proyectar los desafíos del presente y del futuro de la región y el país. Eludiendo caer en la discusión quejumbrosa en torno al mayor o menor brillo de la celebración bicentenaria, hoy asocio el sentido de este grito de guerra nacido en el corazón mismo del hemisferio sur de las Américas a las reflexiones críticas que tan particular ocasión han inspirado.


La historia se encargó de aclarar con objetividad meridiana los límites y el verdadero alcance de esta pretenciosa consigna libertaria. Para la historiadora Itala de Maman, la contribución de Cochabamba a la construcción republicana permite identificar tres momentos decisivos: la sublevación de Alejo Calatayud en 1730, la sublevación indígena de finales del mismo siglo y la Guerra de la Independencia.


Con el tiempo, Cochabamba se destacó como centro irradiador de ideas y procesos fundacionales clave en la vida republicana, siendo generoso semillero de notables y hasta de controvertidos personajes. Fue cuna de la única y primera mujer que accedió a la Presidencia, Lidia Gueiler, y de Adela Zamudio, la poetisa solitaria que desafió al convencionalismo patriarcal de su tiempo. Cochabamba fue centro inspirador de la Revolución Nacional y, al finalizar el siglo XX, epicentro de la emblemática ‘guerra del agua’. Parafraseando la proclama de los rebeldes del valle, no estaría fuera de lugar señalar que “lo bueno y malo de la Bolivia de hoy es porque de algún modo los cochabambinos así lo quisieron”.


Vista desde distintos ángulos la voluntariosa consigna que inspira esta nota, son obligatorias ciertas comparaciones. Sin recurrir a la mención de campos de batalla y grandilocuentes referencias a la lucha iniciada en 1810, es posible afirmar que “Bolivia tiene acceso alternativo al Atlántico porque un cochabambino visionario así lo quiso”, me refiero a don Joaquín Aguirre Lavayén, recientemente galardonado por su contribución a la literatura histórica y al desarrollo nacional. Sus logros no son poca cosa, Puerto Aguirre y el canal Tamengo son una realidad en una Bolivia enclaustrada y que no se resigna ni abandona la cruzada por retornar a la costa perdida del Pacífico. Pocos dimensionan el trascendental impacto integrador de este emprendimiento gestado solitaria y testarudamente por un cochabambino universal, como tantos otros no necesariamente profetas en su propia tierra.


Por otra parte, si bien el valor de la ‘guerra del agua’ fue interpelar el enfoque neoliberal ortodoxo en las políticas globales de financiamiento de servicios básicos, paradójica y lamentablemente diez años después los cochabambinos siguen sin agua y Misicuni es una promesa incumplida. Como bien afirma L.H. Antezana, las carencias y limitaciones de la sociedad valluna son reflejo de las falencias de todo el país y no necesariamente de la región.


Por ello, reclamar a Cochabamba recuperar el rol integrador que supo cumplir obliga a una actitud responsable. Para hacerlo, será imprescindible gestar un pacto social y económico, a fin de superar nuestras propias diferencias, esas fracturas y desencuentros que hoy tensionan a Bolivia y la región. Hacerlo es una obligación política y moral, sólo así podremos ratificar que “Bolivia será unida, porque Cochabamba y sus habitantes así lo dispusieron”.

jueves, 5 de agosto de 2010

185 aniversario de independencia de Bolivia


La miel, la hiel y los humos del poder

¡Vaya semanitas julianas! Pese a que la Asamblea Legislativa Plurinacional cumplió con la misión constitucional de aprobar sus cinco leyes estructurales, recurriendo al rodillo y a otras artes mayoritarias, todo indica que es otra la agenda que enrarece el clima político y social en el país. Y es que los acontecimientos registrados en la prensa nacional e internacional no fueron el mejor antecedente para la evaluación de los primeros seis meses de gestión del segundo periodo gubernamental que enarbola el ‘proceso de cambio’. Lamentablemente, algunos de los eventos se califican como insólitos por ser curiosos, extraordinarios y escandalosos a la vez.


Se dice que fueron varios los ministros que merecieron un jalón de orejas por parte del Presidente. Sin embargo, a estas alturas, y en medio de tanta pirotecnia noticiosa y juliana, la evaluación por desempeño de cada cartera de Estado resultó irrelevante. No es cuestión de aplazar uno a uno a los ministros, ya que el problema de gestión es integral e inherente a las prioridades del núcleo conductor cada vez más cerrado del Gobierno. Se recurre con más frecuencia y menos éxito al montaje de eventos que, como ‘cortinas de humo’, intentan encubrir lo importante. Hoy hasta los humos resultan relevantes.


Con humos y alcoholes de una buena mesa ceremonial andina se dio bienvenida oficial al lujoso avión presidencial para, acto seguido, constatar la ausencia de una tripulación idónea para levantar vuelo. ¿Y dónde está el piloto?, fue la tragicómica pregunta que inauguró las fiestas julianas. Eso ocurría mientras en la capital potosina el alcalde Joaquino y sus colaboradores son sañudamente acusados por ahorrar dinero al municipio y comprar, previo trámite de excepción, un lote de vehículos usados.


Fueron también humos contaminantes los que persuadieron de la existencia de una fábrica de droga en la que un ‘narcoamauta’ fue sorprendido con 250 kilos de cocaína procesada de manera sofisticada y cuya tecnología de punta contrastaba con la ritualidad ancestral con la que hace apenas cinco años el mismo sujeto dirigió la ceremonia andina de posesión del presidente Morales en Tiwanaku.


Por otro lado, el mes más frío del año terminó calentando el ánimo y atizando el fuego de luchas intestinas en el MAS. La renuncia y el alejamiento del viceministro Torrico, más el traspié del senador Surco, son la punta de desbordes y disputas de poder clientelares que irradian el malestar y la pérdida de un horizonte común y ético de la gestión política y gubernamental que ni al Presidente ni a la gente parece importar.


En medio de estos ruidos difundidos por las ‘vuvuzelas mediáticas’, el traslado de la celebración de las fiestas patrias a Santa Cruz no sólo intenta colocar un nuevo estímulo ‘distractivo’ de tensiones, sino que sirve también para confirmar que el quinto momento de la Revolución, a expresarse en la captura total del poder, ha llegado conforme al solemne discurso vicepresidencial.


Pero sorpresas nos da la vida. Mientras la marcha hacia la toma del oriente intenta izar la wiphala en la mismísima plaza 24 de Septiembre y coronar simbólicamente la “implacable derrota del enemigo político”, en occidente las fuerzas vivas y leales al MAS se rebelan. Y es que la consigna ¡Potosí federal! y la realidad de un Oruro en emergencia, además de desconcertar, son el ‘cherry en la torta’ agridulce que Gobierno y ciudadanos habremos de morder en el cumpleaños de la patria.

sábado, 31 de julio de 2010

No aplaudo ni celebro

En muchas ocasiones he señalado que mi posición crítica al Gobierno del MAS no me llevaría al extremo de alentar movilizaciones ‘antigobierno’ cuyas demandas, además de ‘inatendibles’, se sumarían al desborde, a mayor confusión y fragmentación del territorio y del espíritu nacional.
Son pues supremos los esfuerzos por realizar a fin de no contaminar el análisis crítico ‘de buena fe’ con los estímulos hepáticos que nublan la razón de los radicales de uno y otro bando. Por ello, debo lamentar que, pese a la fortaleza del Gobierno, éste termine cediendo frente a factores de poder que hacen inviables transformaciones necesarias que la debilidad de otras gestiones debieron postergar.

Por las razones expuestas no soy de las que se solaza cuando el trotskismo sindical del magisterio le dobla la mano al Gobierno neutralizando reformas fundamentales del sector educativo. No es buena noticia que la relación entre el sindicalismo tradicional y el Estado siga nadando en las mismas aguas de un pasado poco constructivo.

En línea con las premisas señaladas, no me sumo a quienes promueven y se frotan las manos frente a las fisuras oficiales producidas por una marcha indígena cuyas demandas extremas entran en franca colisión con las de sectores amplios de la población, fundamentalmente urbanos, o cuando reclaman respeto y restitución de sus territorios ignorando los límites interdepartamentales y el derecho exclusivo de explotación de los recursos naturales de las TCO o autonomías indígenas.

Franz Barrios S. tiene razón al señalar que “si los indígenas con razón reclamaron la preexistencia de sus territorios, ahora ellos deben asumir –y respetar– la preexistencia de lo republicano” (Nueva Crónica No. 63). En la solución equilibrada de estas tensiones radica la complejidad de los desafíos inherentes al momento de construcción estatal que vivimos, no justificándose posturas nostálgicas regresivas, cuyas deformaciones el Gobierno alentó y ahora reconoce como no atendibles.

Es también lamentable que, en medio de las tensiones entre Gobierno y oposición, haya ganado la coyuntural desconfianza, al extremo de que la Policía, con todo su poder institucional, haya impedido la transferencia del Servicio Nacional de Identificación al Órgano Electoral. Al hacerlo se hubiera avanzado simplificando el sistema mediante el ‘documento de identidad único’. Ante esa imposibilidad se reiteran soluciones híbridas que no resuelven el problema, ni garantizan un registro ciudadano integral e independiente de la lógica policiaca y poco confiable hoy vigente.

En fin, tampoco celebro cuando una región, como la potosina, desnuda las debilidades gubernamentales al arrancar al Gobierno la eliminación selectiva y no conveniente de articulados de la Ley Marco de Autonomías, entrando en una lógica de tira y afloja a la que nos acostumbró la tradicional dirigencia cívico-regional.

Estas pequeñas fisuras y derrotas del Gobierno son señal de que seguimos empantanados debido a la resistencia al cambio y a la demagogia fácil que cobra facturas que hoy, desde el Gobierno, se intenta atribuir a la injerencia de una debilitada oposición, cuando en realidad éstos y otros tropezones no son nada más que resultado de los propios errores y excesos del populismo gubernamental.

Que Evo y la cúpula gobernante tengan dolores de cabeza no es aliciente para quienes entendemos, desde una oposición democrática y constructiva, que hay casos en que las dilaciones y derrotas coyunturales de un Gobierno significan también derrotas del país y de su gente.

lunes, 19 de julio de 2010

Revocatorio y SAFCO "a la carta"


Nota: SAFCO, alude a la ley de Control Gubernamental Uno de sus subsistemas regula procesos de compra y adquisición de bienes y servicios.
El avión presidencial comprado sin contemplar procedimientos legales no puede volar--- no tiene piloto ni tripulación, tampoco garantizados servicios de mantenimiento y reparación concordantes con los requisitos y protocolos internacionales establecidos por empresas aseguradoras.

La Nota de la Semana: El Deber, Los tiempos y la Prensa

La lectura a detalle de la extensa y compleja Ley del Régimen Electoral promulgada hace dos semanas obliga a referirnos a algunos temas que aparentemente son menores en importancia, pero que son espejo de veleidades y del estado de ánimo coyuntural de los actores políticos hoy empoderados. El art. 31 de la referida ley señala que se producirá la revocatoria de mandato si se cumplen dos condiciones. La primera es obvia, los votos válidos a favor de la revocatoria (por el Sí) deberán superar en número a las del No.

La segunda condición es inusualmente complicada, indica que el número y porcentaje de votos registrados en la casilla Sí a la revocatoria, deberá ser superior al número y porcentaje de votos válidos con los que fue elegida la autoridad. Aquí se pasa por alto el criterio del 50% más 1 que define la revocatoria en la gran mayoría de las democracias, y que aplica igual parámetro a quien haya accedido al cargo electivo por mayoría simple (25%) o por una abrumadora mayoría que bien puede superar los 2/3 de votos válidos.

Entre cálculo y astucia política, el Órgano Ejecutivo se resistió a modificar su propuesta y ajustarla a la modalidad de mayoría absoluta incluida en el anteproyecto de ley enviado por la Corte Nacional Electoral. Con estos criterios, la eventual revocatoria del mandato presidencial, en el caso de Evo Morales, se produciría sólo si se supera el 64,8% de los votos obtenidos en diciembre pasado.

¿Por qué un Gobierno cuyo Presidente es fuerte recurre a estas maniobras jurídicas si no necesita de ellas? ¿Qué teme? En el fondo, esta disposición refleja más debilidad que fortaleza, aun cuando esta última está intacta. ¿Será que los resultados de abril y la pérdida de votos preocupan al núcleo gobernante? Es probable.

Los resultados de las últimas encuestas muestran una baja en la aprobación al Presidente del 70% al 44% en cinco meses (Ipsos-Apoyo, 1.024 boletas aplicadas del 12 al 23 de mayo), coherente con la disminución del 15% de la votación de abril a favor del MAS. ¿Por qué recurrir a argucias y chicanas legales en leyes estructurales? No es recomendable caer en la tentación de elaborar una ley en función de la conveniencia de una persona en el corto plazo.

Siempre sostuvimos que la popularidad del Presidente lo blindaba frente a eventuales escaramuzas y escándalos, saliendo siempre airoso después de alguna situación conflictiva. Aun hoy las señales son inequívocas al respecto de los blindajes que lo colocan más allá del bien y el mal. En su dimensión celestial el Presidente puede trasladarse en un avión adquirido al margen de las condiciones normativas mínimas que una adquisición de esa magnitud y valor demanda. Evo tiene licencia para pecar y caer en tentaciones no permitidas a simples mortales del pasado.

No hay comparación, pues por mucho menos no faltaron servidores públicos que fueron objeto de humillación y desprestigio moral, político y profesional por todos los medios y con todos los tonos posibles, llegando a ser enviados a la mismísima cárcel.Los hechos dan cuenta de una lógica esquizofrénica oficial y colectiva decadente. Unos sucumben en el frenesí de la guillotina judicializadora en contra de los adversarios políticos, hoy pienso en René Joaquino. Y al mismo tiempo se encargan de que Evo tenga un paquete de leyes a su medida o a la carta, previniendo ¡claro está! excesos que provoquen otra publicitada intoxicación a Su Excelencia.

jueves, 8 de julio de 2010

MEXICO: EL PRI y SUS LIDERESAS

Lecciones de un partido en tiempos de crisis
El triunfo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las elecciones del domingo en México sorprende. El histórico partido reposicionó su liderazgo, quedando atrás el recuerdo de la derrota que, en 2000, dio paso a un saludable pluralismo político. Según su presidenta, Beatriz Paredes, “no está volviendo el PRI –del pasado–, está ganando el PRI del siglo XXI. El PRI que aprendió de sus errores y que sí sabe gobernar”.

¿Qué debe llamarnos la atención de esta recuperación? Destaco tres aspectos. Primero, la capacidad de readecuación institucional y programática de un partido acostumbrado a la inercia del poder. Segundo, el insatisfactorio desempeño gubernamental del partido oficial, el PAN, y de un Presidente con disminuida popularidad, en un inusual y creciente contexto de violencia asociada al crimen organizado. Y un tercer aspecto, el protagonismo de sus líderes (mujeres) en medio de tantas dificultades.

Hace 10 años, Dulce María Sauri, segunda mujer al mando del partido, enfrentó la adversidad con inteligencia y sobriedad. Como muchas mujeres en coyunturas de desgaste, ella tuvo que administrar los tiempos residuales de un poder que se les iba de las manos. Se liquidaba un régimen al que un día el escritor peruano Mario Vargas Llosa calificó como la ‘dictadura perfecta’.
La actual presidenta del PRI, Beatriz Paredes, ex gobernadora de Tlaxcala, se planteó el reto de conducir la renovación y ‘renacimiento del PRI’. Se dice que el día que asumía este cargo, en 1997, sufrió el desaire de la mayoría de los gobernadores priístas, que no asistieron a su juramentación que coincidía con el 78 aniversario de tan emblemático partido.

Los resultados del domingo confirman que logró, más temprano que tarde, lo que para muchos era imposible. Beatriz cohesionó al partido que ahora enfrentará con más confianza la elección presidencial de 2012, no descartándose su postulación a la primera magistratura. Esta posibilidad parece no quitarle el sueño a una mujer que, pese a su fortaleza política, opta siempre por hacer de las victorias, victorias de todos, resistiéndose a caer en la tentación del narcisismo egocéntrico tan arraigado en nuestra tradición política.

El PRI fue el rostro político de la construcción del México del siglo XX. Siempre llamó la atención porque su vigor institucional no se subordinó al eventual poder personal de sus conductores. ¡Novedoso en un continente donde es crónica la longevidad política de figuras cuyo liderazgo nace, se desarrolla y muere con las siglas que representan!
El relanzamiento del PRI permite encontrar algunas respuestas a nuestras preguntas relativas al ciclo de vida de los partidos. Un elemento clave tiene que ver con la no reelección presidencial que obligaba a una permanente renovación y movilidad de liderazgos. Independientemente de las deformaciones de una ‘partidocracia’ hegemónica de esa envergadura, la circulación de élites permitió que una mujer conduzca la reforma partidaria.

Según la prensa, el triunfo priísta en 9 de 12 gobernaciones es ‘agridulce’ debido a su derrota en tres bastiones donde gobernaba desde hace 80 años. Esta caída se debería a la extraña alianza entre el PAN conservador y su contendor de izquierda, el PRD. Se dice que “el perro y el gato se unieron para vencer al dinosaurio”, adjetivo que no cuadra con el PRI del siglo XXI liderado por la generación política de Beatriz Paredes.

viernes, 2 de julio de 2010

REGIMEN ELECTORAL: Conservador y centralista


Con este encabezamiento contribuyo a la confusión de quienes creen o creyeron algún momento en el discurso del ‘cambio’ y la ‘revolución democrática y cultural’. Y es que luego de dar lectura a las leyes del Órgano Electoral Plurinacional y de Régimen Electoral, la conclusión es inevitable, ambas son conservadoras porque lo que debió cambiar no cambió, y centralistas porque ignoró un factor consustancial al cambio, me refiero a la autonomía como una nueva cualidad del Estado Plurinacional. Se trata de dos debilidades que derivan en disposiciones inconstitucionales que pronostican tormentas y nuevas escaramuzas territoriales.

“No entiendo, ¿por qué tantas observaciones de la oposición?, si el régimen de designaciones de los vocales electorales prácticamente es el mismo de antes, no hay cambios de fondo”. se quejó un Senador del MAS. ¡El problema radica en que precisamente no hay cambios! ¡Cuando éstos eran fundamentales para guardar coherencia con el nuevo texto constitucional –poco coherente–, así como con una realidad demográfica, sociopolítica y territorial distinta, a estas alturas insoslayable! Mencionemos algunos.

Quedó en el papel el concepto de un nuevo Poder Electoral independiente e imparcial. Persiste el ‘chip’ mental del presidencialismo centralista, cuya influencia será difícil de contrarrestar si se considera la abrumadora mayoría oficial en la Asamblea Legislativa, hoy reflejo y eco acrítico de las instructivas del entorno presidencial. Como en el pasado centralista, el régimen de designaciones permite al Presidente tener al menos uno de todos los vocales en el Tribunal Supremo y los nueve departamentales. Aquí hay lecturas distintas en alusión al texto onstitucional “que dispone designar sus representantes ante –que no sería lo mismo que en– el Órgano Electoral”. En fin, pequeñas cosas en tiempos de grandes desconfianzas y desencuentros.
La inconstitucionalidad y los excesos centralistas son preocupantes. Es el caso de la definición de límites y formas de elección de autoridades y representantes en los gobiernos departamentales y ediles que debieran definirse en cada nivel territorial. Finalmente, al referirse a la conformación de ‘gobiernos regionales’ se confirma una vez más el carácter no sólo anacrónico de la región como dispositivo desestabilizador de las gobernaciones y de conflictividad, lejos de ser los espacios de planificación y gestión del desarrollo armónico departamental.
Como avestruz, el oficialismo eludió el cambio, manteniendo la distribución desigual de escaños por departamento, postergando su definición, una vez más, hasta la oficialización de resultados del censo 2011. En este dilatado tiempo se habrá profundizado la brecha entre escaños urbanos y rurales, favoreciendo la sobrerrepresentación de los últimos en desmedro de los importantes centros urbanos. A esto se suma una demanda indígena que reclama lo prometido por el Presidente, cuyo entusiasmo discursivo infló expectativas. Debieron equilibrar la simple aritmética –34 pueblos indígenas– con las nociones de representación e inclusión. Un representante indígena por departamento es suficiente para interpretar, agregar y canalizar las demandas más sentidas de uno o más pueblos minoritarios, entre los cuales muchos no superan los 500 habitantes.

Al venderse ilusiones no se midieron consecuencias. Hoy, en respuesta defensiva, lo rabiosamente revolucionario termina siendo peligrosamente conservador.

viernes, 18 de junio de 2010

Sobre la Ley del ORGANO ELECTORAL PLURINACIONAL

Enclaves y democracia dislocada: Leyes con huecos

Al haberse excluido de la Ley del Órgano Electoral Plurinacional (OEP) las atribuciones que se le reconocía en relación la Democracia Comunitaria el MAS se arriesga a legalizar ‘huecos’ o enclaves territoriales vacios de Estado. De acuerdo a voceros oficiales, la democracia comunitaria, al comprender una multiplicidad de formas electivas propias fundadas en ‘usos y costumbres’, no debiera estar contemplada en el derecho positivo o escrito.

El argumento es refutable. Pareciera que esta exclusión apunta no solo a eternizar y recluir este tipo de prácticas al ámbito de las tradiciones orales de las naciones y pueblos indígenas originario campesinos (NPIOC) sino también darle luz verde a los riesgos que entraña su aplicación deformada y gelatinosa. Porque por más “propias que sean estas formas” no están libres de la influencia insoslayable de prácticas ajenas o distintas – no necesariamente originarias - resultantes de una inevitable interacción con otras realidades. El sindicalismo es prueba de ello ¡Y es que las NPIOC no son ni podrán – aunque así lo quieran- ser espacios o “reservas” desconectadas del mundo, de sus buenas y malas influencias!

Una Ley orgánica de esta trascendencia debía necesariamente introducir un enfoque armónico de la plurinacionalidad y de la trilogía democrática (Representativa-Participativa-Comunitaria) que sostiene el artículo 11 de la Constitución, el único que hace explicito el reconocimiento de que Bolivia es una República.

En su flexibilidad plurinacional, el texto constitucional no desconoce la fuerza dinámica de la historia en las sociedades. Si el merito del actual proceso radica en la inclusión de la diversidad en la movilidad social, económica y política, en este caso se consagra la exclusión y la peligrosa confusión que además de “idealizar como virtuosas e incorruptibles” a estas prácticas, atribuye a las NPIOC la condición de enclaves autónomos cuasi soberanos.

Y es que la referida norma en ningún momento otorgaba al OEP atribuciones que pudieran imponer otras modalidades electivas que no sean las propias y mucho menos interferir “colonialmente” en su desarrollo o ejercicio. Lo que se le reconocía era algo razonable para cualquier Estado que se precie de integral. Registrar y observar estos procedimientos, difundirlos para su mejor conocimiento, el supervisar su cumplimiento, facilitar la resolución de controversias, informar y proclamar los resultados y finalmente acreditar a sus representantes. ¿Acaso no queremos recuperar, sistematizar y profundizar estas formas propias no escritas, que se presume tienen cualidades pedagógicas para la deliberación democrática? Escribir, codificarlas e identificar sus potenciales debilidades, ¿es enajenar a estos pueblos de sus saberes de manera perversa y occidental? O es que hacerlo es privilegio reservado a antropólogos(as) como si se tratara de exóticos y curiosos objetos de estudio en extinción. Esa ¡sí es una mirada colonial! Excluir estos mandatos es negar las posibilidades de articulación territorial y normativa de la presencia del Estado plurinacional.

Una sola de las atribuciones del OEP podía interpretarse como imposición. Se trata de la obligación de velar porque estos procedimientos propios, garanticen el principio de equivalencia y los criterios de paridad y alternancia entre hombres mujeres. Es altamente probable que más allá del discurso vinculado al Chacha – Warmi, los usos y costumbres patriarcales no escritos sean muy, pero muy resistentes al cambio.

domingo, 13 de junio de 2010

UN TEMA COTIDIANO...


Sopocachi y Cala Cala: dramas peatonales


Como cochabambina, oriunda y vecina del barrio Cala Cala y domiciliada parte del año en el mismísimo corazón de Sopocachi en la sede de Gobierno, dedico estas líneas a los alcaldes y, en particular, a las flamantes presidentas de los concejos municipales de tan emblemáticas ciudades capitales a las que agradezco, desde siempre, su generosidad, magnetismo y fuerza inspiradora.

Esta nota, que bien puede ser interpretada como ‘exhorto suplicatorio’ a las autoridades y dirigentes vecinales, es motivada por el infortunio de quienes hoy, entre yesos, férulas y cataplasmas, buscan recuperarse de lesiones resultantes de tropezones provocados por aceras desportilladas e irregulares que atentan contra la humanidad de los transeúntes, en especial de quienes superan los 50 años de vida y sufren de progresivas e irreversibles deficiencias visuales.

Si escribo es porque, en pocas semanas, me topé con tres vecinos con varios días de impedimento debido a las accidentadas veredas por las que los peatones estamos obligados a transitar desde hace mucho tiempo. En el caso de Sopocachi, en su momento, los vecinos aplaudimos la campaña de seguridad ciudadana impulsada para recuperar su tradicional y seductor encanto. La disminución de malentretenidos y delincuentes fue incentivo para el disfrute de su arquitectura, plazas, acogedores restaurantes, pubs, cafés y bohemios rincones del barrio. Sin embargo, esa posibilidad implica hoy riesgos mayores. Quien camine por calles y parques de Sopocachi está hoy obligado a hacerlo cabizbajo para eludir la desagradable alfombra de inmundicias de la creciente población de mascotas cuyos dueños decidieron hacer de las calles y del espacio público verdaderas alcantarillas perrunas. Esta vecindad contaminante debiera saber que amar a los fieles amigos del hombre no riñe con las normas de urbanidad.

¿No será hora de incorporar este tema en la eficaz campaña de educación ciudadana y urbana promovida hace ya mucho por el mismísimo Luis Revilla y repetirla en otros municipios? Es un tema que coloco ‘sin miedo’ en la agenda municipal no sólo del municipio paceño, sino también en el de la Llajta, convocando a autoridades, pero ante todo a vecinos, a las OTB y a las comunidades educativas, a tomar en serio el desafío. A veces da vergüenza transitar por las calles adyacentes a las unidades educativas. ¡Son verdaderos basurales producidos por niños y jóvenes que debieran ser la generación del cambio! ¿Por qué no hacer una campaña que premie “mi escuela limpia una cuadra a la redonda”?

En Cochabamba, el problema es mayor y de larga data. Cala Cala y otros barrios más parecen sucursales del conflictivo botadero de K’ara K’ara. Serán 10 años desde que se firmó el primer compromiso para su gradual cierre técnico y traslado, pero no pasa nada. Incumplido por ineficacia, falta de visión, negligencia y demagogia, el problema de los desechos sólidos en áreas metropolitanas debiera ser responsabilidad compartida de gobernadores y alcaldes. No es suficiente su tratamiento desde el municipio.

Y es que, entre ‘aceras zancadilla’ y en medio de tanta basura que nos inunda, proyectamos una imagen lamentable de nosotros mismos. Refleja falta de conciencia ambiental y de educación. ¡¿Hasta cuándo, pues?! Relancemos y repitamos la campaña, premiando y dedicando una canción –tarea para ‘Tupay’ Castellanos– a los barrios y escuelas más comprometidas con las ciudades y su limpieza.

viernes, 4 de junio de 2010

Estado Gruyere... impunidad y violencia pluricultural

Estado: Muchos huecos de violencia

¡Ningún centímetro cuadrado de nuestro territorio deberá estar huérfano de Estado! El Vicepresidente fue enfático al explicar una de las cualidades fundamentales del Estado Plurinacional Autonómico e Integral en construcción. Recordé entonces el entusiasmo con el que acogió el Informe de Desarrollo Humano del PNUD del año 2006 titulado “Estado del Estado”; en el que se comparaba al Estado boliviano como a un “Estado con huecos” con enormes desafíos de articulación en torno a una idea, sentido o proyecto común de país.

Uncía, Achacachi, el Chapare, las minas de Himalaya y Santa María en provincias de La Paz y Oruro son algunas referencias territoriales vacías de institucionalidad pero colmadas de prácticas violentas que dejan una estela de dolor, luto e impunidad. En estos huecos visibles, pareciera existir licencia para violar el abultado catalogo de Derechos Humanos inscritos en el texto constitucional. Este es un dato recurrente, ya que bajo pactos de silencio y condescendiente comprensión “antropológica” de distintas maneras de entender la vida, el gobierno invoca “respetuoso” y sin éxito la devolución de cuerpos por razones humanitarias confirmando la impotencia estatal frente a manifestaciones sociales y pluriculturales que lo desbordan.

Este irrespeto a la vida, que trasciende fronteras, y no es nuevo deja más dudas que certezas en relación al discurso presidencial que idealiza al extremo el purismo y culto a la vida de los pueblos indígenas y originarios esencialmente virtuosos e incontaminados de valores occidentales de mercado y capitalismo. Coincidió este hecho con la temeraria sindicación de complicidad negligente con el narcotráfico que hiciera al gobierno el candidato presidencial social demócrata brasilero. Lo cierto es que, a estas alturas y pese al curioso análisis sociológico antropológico de algunas autoridades que atenúan su condena, la matanza de Uncía revela que, en los huecos vacíos de Estado, florecen, plurinacional y “democráticamente”, intereses ligados al contrabando y a clanes familiares comunitarios y populares cada vez más empoderados para neutralizar o impedir la presencia estatal.

En estas condiciones, el Estado Integral que promete el gobierno y que confunde con Totalitario hace aguas y cocina su inviabilidad en la salsa de sus propias contradicciones y exageradas pretensiones fundacionales y “pachamamistas”. El complejo de Adán hace que Evo y sus amigos nieguen una historia estatal previa y sus incipientes avances, ello contribuye a hacer de los huecos del Estado “Gruyere” vías expeditas de mafias que penetran comunidades con la promesa de revertir su histórica marginalidad y pobreza.

Lo preocupante es que mientras para el oficialismo, no hay ley aplicable para estos “usos y costumbres”, en otros frentes se abusa de ésta para defenestrar moral, jurídica, política y militarmente al adversario político. La combinación de los ingredientes de un ministerio público dócil y selectivamente eficiente, de retardación de justicia y del indebido proceso, le ayuda a inventar enemigos en una oposición que no tiene otra que cruzar el desierto carente de ideas y de justicia, pero abundante en broncas y revanchas destructivas. Uncía y otros hechos idos y por venir, anuncian que la revolución virtuosa de los informales y excluidos de siempre, se transforma gradual e inexorablemente en la revolución de los ilegales. El cambio se desdibuja.

martes, 1 de junio de 2010

Mas sobre conflictos y violencias intermitentes

Lecciones cítricas de Caranavi


Caranavi no es una anécdota en la cronología de eventos ‘cítricos’ que acompañan el proceso de cambio. Como tampoco lo es el contexto de tensiones que enfrenta el gobierno del MAS-IPSP, en riesgo de transformarse en instrumento de poder de unos pocos y de desagregación social de los pueblos. Y lo lamento, porque no soy ciudadana que aplauda, sonría y frota las manos irreflexivamente por el dizque acelerado desgaste y final de la luna de miel de la cúpula gubernamental con los movimientos y organizaciones sociales (MOS).

Es cierto, el MAS no quiere ser partido, siendo más bien una suerte de confederación de MOSes. Sin embargo, sea lo que fuera, cualquier organización política en gestión de gobierno no puede eludir la responsabilidad de intervernir oportuna e inteligentemente en una controversia entre grupos de la sociedad afines o contrarios a su proyecto político. Optó, como en Huanuni y otros conflictos, por renunciar al mandato supremo de la política en democracias plurales cual es contribuir a la agregación y canalización de demandas diversas y contradictorias de la sociedad. No hacerlo es irresponsable y socaba las posibilidades de construir su cada vez mas inviable y confuso Estado Integral Socialista y Comunitario, para al final hacer más de lo mismo y lo de siempre.

Caranavi desnudó que no son ni serán ideológicos los factores determinantes en las tensiones inevitables de todo proceso social y político de transformaciones “revolucionarias”, serán simple y llanamente intereses. Sí intereses, y de los más mundanos, materiales y legítimos cuando se trata de necesidades insatisfechas en una sociedad crónicamente empobrecida. Día a día, la realidad se encarga de corroer el andamiaje aparente de los valores comunitarios y solidarios, de la conciencia social antiimperialista y otros “antis” propios del solemne discurso oficial atribuye a su compleja y diversa base.

La mentalidad rentista, el localismo extremo y la disputa territorializada por el excedente hicieron gala de buena salud. Todos abonaron al conflicto, el gobierno, los productores de cítricos, cocaleros antiguos y recientes, transportistas, dirigentes y vecinos del pueblo, comunarios, masistas surquistas y antisurquistas, en fin factores de poder popular formales, informales, legales y hasta ilegales. ¿Acaso factores ligados al narcotráfico no inducen detrás de bambalinas este tipo de conflictos? Convienen, ¡distraen en temporada de “buena cosecha”!

Ni siquiera entraron en juego procesos de planificación previos que incorporen un enfoque integral de desarrollo económico productivo de esa región paceña. Ello es gestión e irrelevante para la histórica misión del proceso. Bastó con la promesa del Papa Noel presidente para desatar la trifulca. A propósito, y ¿qué fue del Prefecto del Gobernador electo? Brillaron por su ausencia en tiempos de constitución de autonomías ¡Otra paradoja!

Los intereses económicos de grupos económicos en feroz pulseta y competencia por hacerse del liderazgo local e impulsos preñados de intereses particulares hicieron gala del ritual del “todo o nada” propio de la cultura política nacional y la consiguiente impotencia estatal disfrazada de torpe soberbia. ¡Hasta las últimas consecuencias!, para cerrar con la intervención tardía de una policía acosada y echarle tierra a los muertos como indica el libreto trágico y tercamente reincidente de la conflictividad nacional; irremediable, intermitente, itinerante y mal gestionada por quienes hicieron de ella y de la violencia instrumento legitimo de la multitud, virtud emancipadora y soberana de los pueblos

jueves, 27 de mayo de 2010

Ley transitoria para las autonomias ( Sombras que opacan lo válido y necesario)

Dividir para reinar irresponsablemente
Burdo, peligrosamente contagioso e irresponsable. Y es que ¡faltan palabras para definir lo que la Ley Transitoria de Autonomías ha establecido con relación al Chaco tarijeño! Mientras la artillería mediática se concentró en los artículos ‘guillotina’ tan comentados por su irrespeto al voto popular y al pluralismo democrático, el oficialismo decidió sepultar su propia Constitución al disponer la virtual creación del décimo departamento en el país eclipsando todo lo importante y central de la referida norma.
¿Acaso no es crear una nueva entidad gubernamental y afectar –inconsultamente– una preexistente el ratificar la transferencia directa de recursos desde el Gobierno central a favor del Chaco? ¿No es dividir el reconocer a su Asamblea prerrogativas prácticamente similares a aquellas establecidas para la Asamblea Departamental? En términos políticos, esta duplicidad significa recortar las capacidades gubernativas del gobierno departamental de Tarija. Cuando se dispone que los ejecutivos seccionales recientemente electos del Chaco –antes corregidores– rindan cuentas a la Asamblea Regional del Chaco ignorando a la Departamental, se desconoce la autonomía departamental votada por Tarija. Ello ocurre mientras es notable la ‘hiperinflación’ de autoridades electas por el Chaco.
Se constata que la estrategia de poder central no tiene límites ni se compadece con el presente y el futuro del país. Jugar demagógicamente con el territorio, con el ‘rentismo mental’ en el corazón energético del país, es provocar y sembrar violencia, desagregación y división entre bolivianos. Según el texto constitucional, una ‘región’, pensada como espacio de planificación, sólo podía constituirse en autonomía ‘restringida’ mediante referéndum y cuando sus competencias ‘le sean conferidas mediante el voto de 2/3 de la Asamblea Departamental’.
El refrán “piensa mal que acertarás” tiene una validez incuestionable. Y es que como viene la mano, en asuntos de poder y de ausencia total de autorregulación de los impulsos que motivan a su captura, era ingenuo pensar que la figura de la ‘regionalización’ apuntalaría la integración territorial, o se constituiría como “referencia de una planificación más armoniosa y de reconocimiento de identidades culturales e históricas… bla, bla”. ¡Era un discurso engañoso! Alguna vez lo anticipé a algunos técnicos del Ministerio de Autonomías, que calificaban de pesimista la sospecha de que las regiones fueron pensadas para socavar y hasta para ‘sifonear’ el poder del gobernador. Y así nomás había sido. Lamentable.
Que haya dirigentes chaqueños campeones del localismo, de la demagogia territorial y poco o nada les importe las consecuencias epidémicas de este tipo de demandas es comprensible, hace parte de la tradición provinciana y política en estos temas, están en lo suyo. Pero que el Gobierno central haya abonado, cultivado de manera deliberada, la estrategia que desvincula política, financiera y administrativamente al Chaco con tal de liquidar al adversario que ganó las elecciones, constituye uno de los hechos más insidiosos que agudizarán las tensiones y conflictos entre chaqueños y chapacos.
La realidad supera la fantasía. En este caso, el novelón del separatismo cruceño, o el ‘reality show’ de los expertos de la confabulación política, quedó chico. Por separatistas, atomizadores y sembradores de ingobernabilidad y más conflictos intermitentes se gradúa con honores el Gobierno. Es lamentable, porque después del Chaco que no nos extrañe que la Amazonía, el norte paceño, la Chiquitanía, etc. se contagien de esta locura que trastoca toda racionalidad autonómica y democrática.

jueves, 6 de mayo de 2010

ENTUERTOS POSTELECTORALES

ESCENARIOS: mi columna semanal en LOS TIEMPOS Y EL DEBER


Escribo estas líneas apenas oficializados los resultados de las elecciones departamentales y municipales del 4 de abril. El informe es una suerte de sinfonía inconclusa, lo que obliga a sumergirme no sólo en los sinuosos senderos de la lucha por el poder, sino también en la compleja y caprichosa ingeniería de los sistemas electorales, a los cuales me referí machaconamente en pasadas notas.
Confieso no haber tenido éxito en el empeño de traducir pedagógicamente el rompecabezas de esta ‘tecnología electoral’ a mis lectores. Hoy me transmiten más dudas que certezas. Entre confusión y bronca protestan por la invisibilidad de su voto a la hora de ver la composición final del poder político en asambleas departamentales donde no se ha respetado la proporcionalidad como principio democrático distributivo del poder en tiempos de construcción estatal.Esperando esclarecer estas dudas, van algunas apreciaciones que a continuación resumo.
En primer lugar, ningún sistema electoral es bueno o malo en sí mismo, lo importante es el acuerdo y la confianza de actores e instituciones que lo legitiman. Todos tienen ventajas y desventajas. En el mayoritario se elige directamente y se gana por un voto sin mayor discusión, mientras que el proporcional es variopinto en las fórmulas de cálculo de asignación de escaños. Las hay aquellas más inclusivas y generosas con las minorías, otras que favorecen moderadamente a la fracción ganadora, como la adoptada en el país en 1997 y ratificada en las recientes reformas electorales, y están aquellas verdaderamente excluyentes como el imperial.
Primera constatación: fueron las elecciones más complicadas de la historia democrática, con sistemas electorales distintos en cuatro departamentos autonómicos, con una papeleta de tres franjas y una fórmula de distribución de escaños que nadie exigió que se esclarezca oportunamente.
Segunda constatación: privilegiar la representatividad directa y ‘territorializada’ no es malo, aunque con ello se sacrifique el principio de gobernabilidad, llevando a resultados que pueden no gustar a los propios impulsores del modelo, ahora obligados a ratificar su espíritu democrático, plural y concertador. Los casos de Santa Cruz y de Tarija son ilustrativos.
En Santa Cruz, la agrupación Verdes obtuvo 53% de los votos y tiene el 52% de los 23 escaños territoriales y poblacionales. El MAS, con su 38%, tiene 39% (1% de yapa) de los escaños, habiéndose favorecido del modelo territorial basado en provincias. En Tarija, la radical apuesta territorializada y mayoritaria de su sistema se ha traducido en una distribución de escaños que es fiel reflejo de la votación.
Están obligados a restituir los pactos y sus virtudes, no sus defectos. Sólo en el occidente surge la polémica. ¡A la hora de la verdad sus asambleas son espejos de una grosera deformación: agiganta a sus mayorías y ‘enaniza’ a las minorías!
Cuarta constatación: la elección basada en ‘usos y costumbres’ de los 21 representantes indígenas en ocho de las asambleas experimenta serios conflictos, al extremo de que el informe oficial omite sus resultados. Y es que algunas circunscripciones y pueblos indígenas no son el reino de la armonía promovido por el romanticismo comunitarista. Las disputas por poder y sospechas de corrupción de sus dirigencias impidieron su elección, ¡no habían sido defectos ni deformaciones congénitas exclusivas de lo neoliberal, colonial y partidario! Ejemplos sobran. Evoco a Huáscar y Atahuallpa. Hoy se multiplican.

jueves, 29 de abril de 2010

El lio de Escaños...escamoteo e impotencia

Lo que ocurre con el Órgano Electoral es grave. Significa retroceder a tiempos de desconfianza. Y la gravedad será irreversible, de consumarse la precipitada y extemporánea directiva de asignación de escaños en cinco Asambleas Departamentales recién constituidas gracias al voto ciudadano. Entonces, ya no deberá extrañarnos que la seguidilla de irracionalidades se instale en una de las instituciones más preciadas de la democracia plural y moderna. Pese al esfuerzo de sus miembros, la Corte Electoral habrá sucumbido a la epidemia desinstitucionalizadora que azota al país.
A estas alturas, resulta hasta ingenuo referirse a los procedimientos de impugnación que según la ley podrían anular la polémica directiva. A la ingenuidad se suma la impotencia y a ésta el sentimiento de indefensión. Con los dos tercios asegurados en los cinco departamentos se habrá allanado el camino para desmantelar en las nuevas Cortes todo vestigio de imparcialidad aún presente en las prácticas de la institución árbitro de la democracia.
Lo cierto es que la fórmula de asignación de escaños adoptada deriva en la vulneración de un amplio catálogo de principios y derechos políticos constitucionalmente reconocidos. Y es que todo régimen electoral ecuánime debe traducir los votos en similar proporción de escaños. Irónicamente, desde el poder central se exhorta a que las fuerzas opositoras “aprendan a perder”, cuando de lo que se trata es de que el MAS aprenda a “ganar bien” –como lo hizo en otros eventos-- respetando los principios de proporcionalidad e igualdad del sufragio y de las condiciones de participación política de electores y elegidos.
Las cifras son elocuentes ¿le parece justo que con 50% de los votos obtenidos por Cocarico (MAS) en La Paz, el oficialismo obtenga el 75% de escaños de la Asamblea Departamental? ¡Y eso que no se cuentan los tres de los cinco escaños indígenas especiales ya alienados al MAS! ¿Es ecuánime que los 407.295 votos preferentemente urbanos del MSM y Unidad Nacional y que representan el 38% de la votación, se expresen en 9 de 45 escaños, es decir en el 22,5%?
En Cochabamba, la deformación es considerable. La fórmula restringida de la Corte asigna 5 de 34 escaños a una oposición que obtuvo el 38% (UN y MSM), lo que representa un 12% del total, mientras que con un contundente 62% obtenido por Edmundo Novillo, el MAS contaría con 84% de los escaños.
A estas distorsiones se suma otra, relacionada a la ruralización exagerada de la representación en prácticamente todas las Asambleas departamentales del país. Ello implica que el 65% de las poblaciones urbanas de las capitales de departamento estarán marginalmente representadas en Asambleas a las que se les confiará la construcción del nuevo Estado Autonómico. Éste es un dato que no parece ser aquilatado por los electores de los centros urbanos, y que obliga a un análisis más cuidadoso y estructural de la ingeniería electoral en el país.
Frente a la presión gubernamental ejercida sobre las Cortes y el Poder Judicial dudo del éxito de las acciones legales impulsadas por la oposición. Ello explica la profunda sensación de impotencia aludida al comenzar estas líneas. De hacerse justicia electoral por vía judicial, subsiste la amenaza de movilizaciones, cercos y tomas de Cortes impulsadas por el oficialismo que, legitima y exalta el activismo de las multitudes, subestima la expresión soberana del voto y olvida que ganar bien hace parte del cambio y de su consigna del “Vivir Bien”.

jueves, 22 de abril de 2010

¿ DEFENSOR DEL PUEBLO?

Y ahora, ¿ quién podra defendernos?
( Sobre los problemas en la elección congresal de un nuevo defensor del Pueblo)
La creación institucional del Defensor del Pueblo fue parte de los históricos acuerdos de julio de 1992, a partir del reconocimiento de la necesidad de contar con un mecanismo legítimo y alternativo de defensa de los derechos humanos (DDHH) a los vigentes en la estructura republicana. La idea era defender a la ciudadanía de los excesos y abusos del poder estatal, de sus gobiernos de turno, cualquiera sea su tendencia y corriente político-ideológica.
En 1998, el proceso de calificación y selección de los candidatos de la época fue impecable, transparente, participativo y abierto a la gente, a las cámaras y grabadoras de la prensa que acompañaron todo el proceso. Lamentablemente es común escuchar a quienes repiten de memoria que, con el supuesto ‘cambio’, recién se procede adecuada y correctamente. Entre las candidaturas mejor calificadas esa primera vez sobresalió la presencia de mujeres –Ana María Romero, Julieta Montaño, Rosario Chacón y la también periodista Cristina Corrales– y Waldo Albarracín. El desafío de entonces era dar a luz a una institución cuya legitimación y prestigio se reafirmó con el tiempo.
Entre 2003 y 2004, el proceso de definiciones sobre una nueva gestión defensorial, al igual que otras designaciones, se enturbió. Fueron tiempos complicados que derivaron, luego de caídas presidenciales, en la elección de Waldo Albarracín, que en ese momento logró los 2/3 de votos con el apoyo del MAS y de corrientes de un bloque oficial fragmentado regional, generacional e ideológicamente. Si entonces no había duda de que se trataba de una entidad que debía actuar para neutralizar eventuales abusos estatales en asuntos de mero trámite hasta en casos graves de violación a los DDHH, ahora sobran razones para dudar de la futura imparcialidad de la Defensoría.
El problema no es de personas, radica más bien en las antojadizas definiciones de pueblo y sociedad que suscribe el MAS. Irónicamente algunos miembros del entorno presidencial, al parecer, comentaron –en algún momento– que ya no se justificaba un Defensor del Pueblo, porque el pueblo ya está en el poder, encarnado en su líder y en las organizaciones sociales del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos. Esta extrema percepción caricaturiza la tendencia a diluir la frontera existente entre el ámbito del Estado y de la sociedad.
Bajo una deformada interpretación de la noción de ‘autogobierno’, esta superposición de roles suena bonito a los oídos de la gente, pero entraña el riesgo de convertir a la Defensoría en sucursal del Poder Ejecutivo. Una de las distorsiones radica en el criterio de calificación de méritos, donde el aval o la condición de dirigente social suma más puntos que la formación académica o una trayectoria reconocida en la defensa de los DDHH.
Este extremo es defendido por voceros oficiales. Se pierde de vista que esas organizaciones sociales ‘avaladoras’ forman parte del instrumento político ahora en el Gobierno y que, “sin querer queriendo”, reemplazan el rol de los partidos políticos del pasado. ¡No terminan de asumir su rol político! Hablan a nombre de la sociedad, teniendo la potestad privilegiada de avalar candidaturas. Este criterio de calificación debiera eliminarse. ¡Es como si en el pasado se hubiese concedido a los partidos la prerrogativa de calificar generosamente a sus propios dirigentes o simpatizantes! Llegó la hora de que la nueva élite gubernamental nacida de organizaciones sociales se sincere con su nuevo rol y con la gente, sólo así se impedirá que el futuro Defensor del Pueblo termine siendo el defensor del Gobierno.

domingo, 18 de abril de 2010

A proposito de la Conferencia Climatica

© Le Monde diplomatique, edición boliviana. Año 3, número 25 nueva época • Abril 2010
Le Monde diplomatique el Dipló 25 abril 2010 9

por Erika Brockmann Quiroga

Bolivia, ni experimental ni paraíso


Las ambivalencias del cambio

La contracumbre de Cochabamba genera enormes expectativas entre movimientos alterglobalizadores y ambientalistas. No obstante, un análisis de las ambivalencias del actual proceso de cambio permite matizar opiniones y salir del símbolo de Bolivia-Avatar. Es impresciidible impulsar un debate serio acerca del modelo de desarrollo latinoamericano, acorde con la actual sensibilidad postneoliberal que domina a gran parte del continente (NE)





Con el mismo improvisado entusiasmo con el que emprendió las gestiones oficiales para la inédita realización del certamen de belleza Miss Universo en Bolivia, el presidente Evo Morales tuvo a bien proponer la realización de la Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. En efecto, pocos imaginaron que su grito ¡Planeta o muerte! lograría conmover a miles de almas comprometidas con la defensa de la integridad y la salud de la Tierra y frustradas luego del fracaso de la cumbre climática de Copenhague. La astucia y sentido de oportunidad que caracteriza a nuestro presidente encendió la euforia de activistas furiosos por la burocratización y dilación de una agenda urgente.

Lo cierto es que la conferencia se hará realidad. Robustecida en su alcance gracias al concurso de redes globales de ONGs, movimientos sociales y países amigos del denominado primer mundo, la cita se producirá en la región metropolitana de Cochabamba donde se espera el arribo de algo más de 15.000 personalidades de todo el mundo, dirigentes sociales e indígenas, dispuestos a pronunciarse por una causa global en el corazón mismo la Madre Tierra y cuna de uno de los más simbólicos líderes políticos que internacionalmente la encarna.

Se llevará adelante en el mismísimo escenario de la mundialmente publicitada y estudiada “guerra del agua”, aquella que libraría una batalla crucial contra el neoliberalismo, deslegitimando la ortodoxia privatizadora bendecida por el ahora difunto, pero entonces vigoroso, Consenso de Washington.

Drama boliviano

A principios de 2000, lo que comenzó con una protesta contra el alza de tarifas, terminó con la expulsión de una transnacional poderosa, la Bechtel. Las jornadas guerreras constituyeron una referencia clave para entender los cambios políticos y económicos profundos que sucedieron en Bolivia, señalaba a un medio de prensa la académica María Teresa Zegada (1).

Diez años después, pese a tan emblemático evento que inspiró al mundo, Cochabamba sigue siendo la misma. El agua no llegó y los pobres continúan pagando el agua a mayores precios. A criterio de los luchadores sociales y estudiosos del tema, la empresa pública responsable de su tratamiento y distribución incurre en ineficiencias y debilidades estructurales de larga data; convertida en botín de sindicalistas y burócratas que rotan entre corrupción, buenas intenciones e impotencia.

Según el sociólogo del Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU) Carlos Crespo, los resultados de esa guerra son un reflejo del “drama boliviano” por el que pasan los movimientos sociales y los procesos de cambio en el país. “En Bolivia somos expertos, tenemos una alta capacidad de movilización de la gente para enfrentarse y resistir imposiciones, pero el gran drama viene el día después” (2). Poco se ha investigado sobre el incremento de soluciones “antiambientales”, como la perforación intensiva de pozos privados o mancomunados en el área metropolitana caracterizada, según expertos, por la alta contaminación y fragilidad de sus indicadores ambientales.

La Cochabamba y la Bolivia que acogerá a los defensores del Planeta del siglo XXI seducirá y desconcertará con sus colores, sabores y contradicciones. A una hora de la sede del evento, campesinos de la comunidad de Pantipata, agricultores por tradición y vocación, estarán aun sufriendo las consecuencias nocivas de la contaminación de las aguas producidas por una “narcocomunidad” vecina. Escucharán la voz de dirigentes de campesinos cocaleros, del trópico de Cochabamba, que poco hicieron para persuadir y frenar la fiebre expansiva de cultivos de coca excedentarios sobre el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), donde Yuquis, Yuracares y Chimanes, entre otros pueblos indígenas originarios minoritarios, se vieron avasallados y desplazados de su natural hábitat por resistirse a esta incursión.

Es bueno que los ambientalistas que lleguen a este hermoso valle se enteren que, con la flexibilización cuasi neoliberal de los cultivos de coca excedentaria, es creciente la amenaza y el deterioro de importantes parque naturales y áreas protegidas del país (3). En lugar de promover la producción de coca orgánica para el uso tradicional exclusivo, prolifera el uso de agroquímicos contaminantes en su cultivo mientras la vanguardia política del proceso de cambios que vive el país opta por eludir estos problemas.

Sin embargo, aunque no es intención de la presente nota insistir en el tema de la hoja de coca, sino develar las contradicciones existentes entre lo que se pregona fuera del país y lo que se practica dentro del mismo, son varias las consecuencias preocupantes que éstas provocan a quienes habitan la Bolivia Plurinacional.

Extractivismo

Resulta que el gobierno boliviano lidera un programa de desarrollo extractivista e indolente con la Madre Tierra. Es creciente el inventario de emprendimientos productivos que atentan contra la naturaleza y las minorías genuinamente indígenas que pueblan sus áreas de intervención. ¿Acaso la protesta de comunarios indígenas afectados por el proyecto minero de Coro Coro y de los lecos en el norte paceño no importa?, ¿Se justifica la flexibilización normativa en materia de inversiones petroleras y otras en áreas protegidas con el solo propósito de reeditar un proyecto de desarrollo industrializador propio de los capitalismos –incluido el de Estado– y socialismos del siglo XX? Y finalmente, ¿en qué medida las tendencias de la realidad anotada desincentiva iniciativas de uso alternativo de los recursos naturales destacados en su momento por el estudio promovido por el PNUD bajo el título “La otra frontera”? (4). La respuesta a estas preguntas es definitivamente no.

La misma que se apoya en la opinión autorizada del ex presidente de la Asamblea Constituyente y ex ministro de Energía de Ecuador, Alberto Acosta, quien abundara en ésta y otras incongruencias relativas a un tema que debería ser tratado con el rigor y el vigor que corresponde a una problemática que tendrá consecuencias paradigmáticas e irreversibles en los modelos de desarrollo y productivos en el planeta.

Lo que sí es inminente es que la crisis climática provocará, más temprano de lo previsto, quiebres y transformaciones de alcance global en los paradigmas del desarrollo de los capitalismos del mundo, tan versátiles y adaptativos. ¡Qué paradoja! los cambios paradigmáticos de los capitalismos globales serán producto no sólo de las fuerzas populares y sociales globalmente articuladas, sino ante todo de los factores objetivos y materiales inherentes al cambio climático como fenómeno inexorable.

En Bolivia existen buenas razones para que la Madre Tierra se resienta. El problema radica en que la legitimidad del tema principal se subordina ante quienes desean hacer de la conferencia un evento acrítico a las políticas domésticas y nacionales impulsadas por quienes encuentran en el “calentamiento global” un formidable argumento para atizar el “calentamiento social” (5).

En medio del entusiasmo nacional e internacional, se percibe un tufillo “cuasi colonial”, particularmente en aquellas organizaciones progresistas y ambientalistas del primer mundo. Entre culposas ante las promesas incumplidas de la modernidad e ingenuas ante el mito la idea de retorno a la naturaleza, en una suerte de “Avatar” mal contado, no faltan aquellos factores de poder que instrumentalizan la imagen de un rebelde que dice luchar a nombre de los indígenas del planeta. Les sirve de eficaz bandera para librar sus propias batallas, esas del primer mundo y para el cual la consigna del Vivir Bien es muy útil para interpelar el consumismo depredador.

Bolivia, innovadora y experimental, corre el riesgo de que como país modelo alimente un nuevo ciclo de esperanzas y frustraciones nacionales. El problema es el “péndulo catastrófico” (6) de una historia, hoy alimentada con discursos que reeditan la tentación de naufragar en las imágenes forzadas de nuevos mitos y de espejitos colonizadores donde pocos se compadecen
por su Madre Tierra.


1 “A 10 años de la guerra aún es un lujo el agua”, Los Tiempos, Cochabamba, 28-3-2010.
2 Carlos Crespo, “El movimiento nacional del agua boliviano: de la resistencia a la cooptación (2000-2007)”. Ponencia presentada
en el seminario internacional Modelos de gestión del agua en ciudades y comunidades de los Andes, La Paz, 5-8 noviembre de 2007. Ver también: “Cochabamba ganó la guerra y perdió el agua”, Los Tiempos, 5-4-2009.
3 Fernando Mayorga, “Factores Estructurales y coyunturales de la inestabilidad institucional y la violencia en el Departamento de Cochabamba”, Documento de trabajo, 2010, CESU-UMSS, Instituto Prisma.
4 Informe Temático de Desarrollo Humano, PNUD 2008.
5 Nueva Crónica y Buen Gobierno, Nº 53, La Paz, diciembre de 2009.
6 Ver: Erika Brockmann, “Trilogía del Conflicto en Bolivia”, Instituto Prisma, 2009. No olvidar que en el ciclo neoliberal
Bolivia fue presentado a la comunidad intertanacional como innovador a partir de su fórmula “capitalizadora” de privatización. Documento de Trabajo www.institutoprisma.org o en www.elfaro-eribolivia.blogspot.com.


COHABITAR O GUILLOTINAR

Dilemas en torno al legado de la politica francesa
No fue necesario esperar mucho tiempo para saber el derrotero de la dinámica política una vez conocidos los resultados electorales del pasado 4 de abril. Si transcurridas las 24 horas todavía había un margen de duda respecto a la actitud concertadora o confrontadora que asumiría el Presidente Morales, a estas alturas ésta se ha disipado. Todo indica que optó por lo que sí sabe hacer y forma parte del limitado repertorio político de la cúpula gobernante: confrontar. ¡Qué lástima! Si de señales discursivas se trata, el alumbramiento del Estado Autonómico Integral y Democrático está en serio riesgo de deformarse por los efectos de una gravísima lesión de nacimiento. Me refiero a la intolerancia e imposibilidad casi refleja de cohabitar y compartir el poder con el adversario político. No es la primera vez que me refiero a la “cohabitación” como condición política imprescindible para impulsar la construcción nada sencilla del Estado Autonómico y Plurinacional.

Aunque el fenómeno no es nuevo, la primera vez que se incorporó esa sugestiva palabrita al diccionario politológico fue el año 1986, cuando la derecha conservadora francesa ganó las elecciones parlamentarias cuando el socialista François Mitterrand ejercía la Presidencia. Producto de esa elección, Jacques Chirac se convirtió en Primer Ministro. Desde entonces, se reedito en Francia la figura política de la cohabitación que obligaba a la “convivencia institucional”, en definitiva, al entendimiento no obstante las profundas diferencias políticas e ideológicas de las máximas autoridades políticas del sistema semipresidencial de la República francesa. Portugal también pasó por situación similar optando por amortiguar una historia de guerras frías ideológicas internas imposibles de atemperar.

La cohabitación política también se da en aquellos Estados Federales o descentralizados. Ejemplos sobran. En 1997, en el ocaso del sistema de partido único en México, la gobernación del Distrito Federal que contaba con el 20% de la población total del país, correspondió a un partido distinto al del Presidente de la República. En ocasiones, Argentina experimentó similar situación con la Gobernación de Buenos Aires. En Bolivia, parece desvanecerse esa posibilidad.

A partir de la elección Gobernadores y Alcaldes en Bolivia, se vislumbra la reconfiguración , aún germinal, de un mapa político de representación con inocultables rasgos de bipolaridad territorializada, con dos bloques políticos dominantes en el que el MAS es la fuerza con mayor presencia nacional y predominantemente rural. Sorpresivamente, en La Paz y el Alto, se rompió la unipolaridad hegemónica de Diciembre en beneficio de la pluralidad democrática. El Cambio no tiene un solo rostro. Ante esta suerte de expropiación del monopolio del Cambio que ostentaba el MAS, y las voces plurales que exigen su reconducción, la reacción del oficialismo ha sido lamentable. No solo por desahuciar la posibilidad de fumar la pipa de la paz y coordinar con sus adversarios políticos en el territorio, sino por recurrir con determinación y entusiasmo al recurso de la guillotina judicializadora de la política llegando al extremo de cuestionar al Órgano Electoral. Cohabitar no es sacrilegio ni traición. Lo curioso es que, del legado político Francés, y de sus innovadores instrumentos de poder, se apostó por la lección menos auspiciosa ¡La Guillotina!

COHABITAR O GUILLOTINAR

No fue necesario esperar mucho tiempo para saber el derrotero de la dinámica política una vez conocidos los resultados electorales del pasado 4 de abril. Si transcurridas las 24 horas todavía había un margen de duda respecto a la actitud concertadora o confrontadora que asumiría el Presidente Morales, a estas alturas ésta se ha disipado. Todo indica que optó por lo que sí sabe hacer y forma parte del limitado repertorio político de la cúpula gobernante: confrontar. ¡Qué lástima! Si de señales discursivas se trata, el alumbramiento del Estado Autonómico Integral y Democrático está en serio riesgo de deformarse por los efectos de una gravísima lesión de nacimiento. Me refiero a la intolerancia e imposibilidad casi refleja de cohabitar y compartir el poder con el adversario político. No es la primera vez que me refiero a la “cohabitación” como condición política imprescindible para impulsar la construcción nada sencilla del Estado Autonómico y Plurinacional.

Aunque el fenómeno no es nuevo, la primera vez que se incorporó esa sugestiva palabrita al diccionario politológico fue el año 1986, cuando la derecha conservadora francesa ganó las elecciones parlamentarias cuando el socialista François Mitterrand ejercía la Presidencia. Producto de esa elección, Jacques Chirac se convirtió en Primer Ministro. Desde entonces, se reedito en Francia la figura política de la cohabitación que obligaba a la “convivencia institucional”, en definitiva, al entendimiento no obstante las profundas diferencias políticas e ideológicas de las máximas autoridades políticas del sistema semipresidencial de la República francesa. Portugal también pasó por situación similar optando por amortiguar una historia de guerras frías ideológicas internas imposibles de atemperar.
La cohabitación política también se da en aquellos Estados Federales o descentralizados. Ejemplos sobran. En 1997, en el ocaso del sistema de partido único en México, la gobernación del Distrito Federal que contaba con el 20% de la población total del país, correspondió a un partido distinto al del Presidente de la República. En ocasiones, Argentina experimentó similar situación con la Gobernación de Buenos Aires. En Bolivia, parece desvanecerse esa posibilidad.
A partir de la elección Gobernadores y Alcaldes en Bolivia, se vislumbra la reconfiguración , aún germinal, de un mapa político de representación con inocultables rasgos de bipolaridad territorializada, con dos bloques políticos dominantes en el que el MAS es la fuerza con mayor presencia nacional y predominantemente rural. Sorpresivamente, en La Paz y el Alto, se rompió la unipolaridad hegemónica de Diciembre en beneficio de la pluralidad democrática. El Cambio no tiene un solo rostro. Ante esta suerte de expropiación del monopolio del Cambio que ostentaba el MAS, y las voces plurales que exigen su reconducción, la reacción del oficialismo ha sido lamentable. No solo por desahuciar la posibilidad de fumar la pipa de la paz y coordinar con sus adversarios políticos en el territorio, sino por recurrir con determinación y entusiasmo al recurso de la guillotina judicializadora de la política llegando al extremo de cuestionar al Órgano Electoral. Cohabitar no es sacrilegio ni traición. Lo curioso es que, del legado político Francés, y de sus innovadores instrumentos de poder, se apostó por la lección menos auspiciosa ¡La Guillotina!

* Psicologa y exparlamentaria.

viernes, 9 de abril de 2010

Sistemas Electorales e impactos: Candidatos y victimas


“Por qué la ‘Ely’, el San Martín, el Abel o la ‘Sole’ no son parte de sus concejos municipales?”, preguntaba extrañado y coloquialmente un ciudadano de a pie a pocas horas de conocer los resultados preliminares de la histórica jornada electoral del pasado domingo. Esta pregunta es importante y da un buen motivo para salir de las convencionales evaluaciones postelectorales. Es probable que en Cochabamba, en Santa Cruz o en cualquier parte del país éstas y otras interrogantes floten en el aire luego de haber experimentado una nueva modalidad de votación en la que tuvimos que marcar más de dos casillas o, como en el caso de Tarija y Beni, hasta cinco casillas. ¡Vaya compleja inauguración del Estado autonómico!
La ciudadanía no sabe que esa pregunta nos obliga a ingresar en la complicada nomenclatura de los sistemas electorales, que no es otra cosa que el conjunto de premisas y lógicas diversas por las cuales los votos se convierten en escaños de concejales, asambleístas departamentales o en titulares de una Gobernación o una Alcaldía. Parece extraño y hasta injusto que novísimas figuras políticas emergentes que aspiraban a ser gobernadores o alcaldes y que obtuvieron importante votación sin lograr su objetivo, queden fuera de la cancha o del escenario institucional para el cual decían ser idóneos candidatos. ¡Por un voto o un uno por ciento las figuras que dieron la cara en esta rápida pero intensa campaña pierden y lo pierden todo! Como segundas y terceras fuerzas son sus concejales o asambleístas, que efectivamente acceden a la representación política por los próximos cinco años.
Ello se debe a que, desde hace mucho, los bolivianos y diversos sectores demandaron que la elección del alcalde(a) o gobernador(a) dependa del voto soberano y no de los arreglos y amarres en concejos u órganos deliberantes. La huella dejada por el uso y abuso del polémico ‘voto censura’, de los ‘pasanakus municipales’ y otras componendas desestabilizadoras en los municipios escarmentó a todos. Se definió entonces que los concejos se estructuren de otra manera y mediante un voto independiente. Esta definición fue consensuada en la nueva Constitución, pero confusamente reglamentada en la Ley Transitoria Electoral que, a su vez, fue ‘interpretada’ por la Corte Electoral en un polémico reglamento.
La decisión de la Corte se tradujo en la reducción significativa de siglas y candidaturas habilitadas para la elección. Sin embargo, siento que de un extremo nos fuimos al otro. En tiempos en que el discurso es la renovación de liderazgos, la generación de oportunidades para que se estructure un nuevo sistema político, no parece justo que liderazgos locales y departamentales de primera línea queden sin piso institucional ni representativo alguno donde puedan seguir construyendo, templando y perfilando sus potencialidades como líderes a futuro. Súbitamente, de ‘estrellas’ pasaron a ser víctimas de un sistema electoral que definió cambios extremos. Personalmente, hubiese deseado que personalidades como Laruta, Yampara, Murillo o Justiniano, Quinteros, Cava, Cabrera o Urenda, entre otros a lo largo y ancho del país, formen parte de los órganos legislativos recién constituidos. Su aporte a la deliberación (no al complot) hubiera sido significativo para la construcción y consolidación de liderazgos democráticos, además de saludable para la misma democracia.

miércoles, 31 de marzo de 2010

EVO: DESDE EL OLIMPO

“Evo es tan falible como cualquier mortal y advertirnos que, cualquier fundamentalismo ideológico que endiose al líder del 54% de los votos, puede llevarnos, de una entusiasta y comprensible EVOMANIA a una peligrosa EVOLATRIA”
Febrero , 2006
Los Tiempos y El Deb
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El año 2006, escribí que prefería a Evo como presidente y ser terrenal. Subrayaba la importancia del concepto como reacción a voces que lo endiosaban luego del pluri multi ritual, el mismo que fuera reprisado cuatro años más tarde con características casi religiosas, pese al carácter laico del Estado Plurinacional hoy vigente.
Protesté, entonces, contra Hugo Chávez, que se refirió a Evo como un “enviado de Dios”. Otros, sostenían lo propio en alusión al ritual andino y respectiva coronación del escogido por Dioses y Achachilas. ¡Hasta al Alcalde paceño se le deslizo una elocuente referencia que equiparaba al flamante presidente con el Ekeko o ¨Diosito de la abundancia!¨. Aunque parezca extraño, en ese momento el mismísimo presidente señalo que no era ningún Dios, decía resistirse a las tentaciones “teocráticas” dando a entender que su poder no era extensión de la voluntad infalible ni divina.
Agotado el ciclo “neoliberal” en Bolivia, no había duda de que los astros se alineaban a favor del “evismo” en una coyuntura económica inmejorable e incomparable a otros tiempos de la historia económica mundial y nacional reciente. ¡Hasta la comunidad internacional estaba con el mea culpa y sumisa luego de la imposición unilateral y ortodoxa de sus “formulas de desarrollo”!. El presidente decía que aprovecharía su triunfal gira por el mundo y que haría “buenos negocios para su país”.
Cuatro años después, resulta imposible bajar a Evo del Olimpo, proclamado por las multitudes, es ahora Juez Supremo y dueño de la verdad del poder. A pocos días de concluir la séptima jornada en que los bolivianos acudimos por algún motivo a las urnas desde el año 2004, ¿pensó Juan del Granado escuchar la sarta de acusaciones y palabras de grueso calibre lanzadas por el Presidente y sus voceros? El sin miedo a luchar contra la corrupción y portador de la semilla de los “trigo limpio” súbitamente forma parte de esa malsana generación que no merece perdón ni condescendencia.


Como en estos asuntos no hay tregua, esta andanada fue simultánea a otra dirigida contra cuatro ex mandatarios, que tuvieron a bien juntar sus poderes para denunciar los excesos del Olimpo, para cuya corte no hubo en tierra boliviana gobernante alguno que haya conocido el don ni merito de “actuar de buena fe”. Esta presunción de la esencia malévola de toda ex autoridad sorprende y justifica la aplicación de todo principio de retroactividad. Y a Evo le va bien con esta lógica. Su palabra es Ley, convenció a los mortales que se eliminaron los gastos reservados, mientras gasta a manos llenas, igual o más recursos con otros nombres, dizque “solidarios y venezolanos” sin ningún tipo de control.
Le va tan bien, que al proclamarse abanderado de esta lucha, sus ángeles justicieros se dieron a la tarea de deslizar sospechas contra el Cardenal Terrazas y un ex defensor del Pueblo, sobre quienes cae la temeraria acusación de recepción de sucios dineros reservados. Viniendo del Olimpo la acusación esta bendecida por el voto popular. Eso no es poca cosa en tiempos de Evolatrías. ¿Que sucederá este domingo de elecciones?

jueves, 18 de marzo de 2010

El Miss Universo en Bolivia no vá...por ahora

MISS CONTRADICCIONES


¡Hasta que finalmente se desvaneció la burbuja ilusoria! Bolivia, queda descartada como sede del próximo Certamen Miss Universo. Tantas idas y venidas; tanto entusiasmo y voluntad política gubernamental no fueron suficientes para cristalizar la realización de un evento, cuyos requerimientos mínimos, debieron haberse analizado antes de lanzarse a la piscina acompañada de tanta parafernalia Lo que comenzó como una ocurrencia presidencial en tiempos de campaña, hoy muestra el grado de improvisación e incoherencia que caracteriza la gestión de los asuntos públicos. Fue un anzuelo distractivo, tanto o más seductor que la propia autonomía. Logró capturar la simpatía de un significativo sector de beldades y especialistas involucrados en el circuito turístico, cultural y mercantil de los certámenes de belleza.


Pero como no es interés de esta nota alimentar el falso debate que coloca el tema como si fuese un asunto de mujeres a favor o en contra de este tipo de eventos, es hora de cargar las tintas sobre otras disonancias y veleidades. El meollo del asunto tiene que ver con el pragmatismo jacobino de esta apuesta gubernamental. Y es que el jacobinismo no solo paso a la historia por el terror que habría sembrado con tanto guillotinazo “justiciero”, lo hizo por el exagerado pragmatismo que terminó desdibujando los ideales revolucionarios.


Es cierto, el reality show “Miss contradicciones” incrementó las confusiones que abundan en medio de la inédita elección de gobernadores y munícipes. Si el menú electoral invita al voto cruzado, lo de las “misses” provocó un verdadero cruce de cables en los soldados del proceso de cambio. Corto circuito resultante, no tanto de la emoción sino de la confusión. No era para menos, la Bolivia experimental e innovadora pretendía concluir el año 2010, con la realización exitosa de dos eventos estrella, la "Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra" programada para abril, y cerrar la gestión con corona de brillantes al entronizar a la nueva Miss Universo en la capital cruceña.


La atractiva y diversificada agenda internacional debió, producir más de un mareo sísmico en las huestes que ven en Evo Morales al ícono del anticapitalismo, anti imperialismo, anti colonialismo y el socialismo comunitario ¿ El líder espiritual y moral de los pueblos indígenas del mundo promoviendo un Miss Universo? ¡Insólito! El plurimenú competía con la más sofisticada propuesta de fusión gastronómica o musical.


Confieso que quienes observamos estos hechos desde el balcón ciudadano no salimos de la sorpresa. Tal es el blindaje protector de tantos títulos y honores ganados por el Presidente que tamaña contradicción no parece desportillarle. Ni siquiera las más consecuentes feministas alineadas al MAS demandaron coherencia ¡Presidente si el agua y la tierra no son mercancía!, ¿por qué tanta energía en promover la belleza de las mujeres en el mercado capitalista?
Hace unas semanas en esta misma columna protestaba contra la impostura ideológica de quienes proclaman la descolonización anticapitalista mientras abren cancha a un oficio que nace, crece y estimula la competencia más glamorosa y contradictoria de todo concepto de belleza descolonizadora y pluricultural. Pese a desahuciarse transitoriamente su realización, no hay duda que, dado el pragmatismo político en boga, se anuncian otros capítulos tan o más sabrosos de “Miss y Más contradicciones”.

viernes, 12 de marzo de 2010

8 de Marzo: Conmemoración Agridulce

De volver a la vida ¿ Qué diría y haría Clara Zetkin 100 años después que hiciera escuchar su voz en el Congreso de Mujeres Socialistas declarando el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer? En ese momento, ¿pudo ella prever la trascendencia que tendría esta fecha emblemática en todos y cada uno de los rincones del planeta? Estas preguntas me inspiran un día después de la celebración de esta fecha emblemática, que demanda por justicia e igualdad de las mujeres de todos los continentes.

Si por algo será recordado el siglo XX, será por el conjunto de transformaciones aceleradas e irreversibles en la vida de las mujeres para ser reconocidas como ciudadanas del mundo. Hace menos de 100 años ¡ nuestras abuelas no tenían derecho al voto, ni a disponer de sus bienes, si los tenían, mientras la resignación era su destino! Era dominante la creencia de que la discriminación y la desigualdad eran consecuencia fatal o sagrada de la naturaleza. Y fue así hasta que la ciencia, la historia y la misma realidad validaran la sentencia que hiciera Simone de Beauvoir “ las mujeres no nacen se hacen” . Más que sexo, biología o la divina providencia, la realidad de las mujeres era condicionada por factores económicos, culturales y sociales posibles de transformar.

Y el mundo se impregnaría de la influencia inevitable del feminismo de la primera ola con las socialistas y sufragistas liberales al frente. Durante las guerras y post guerras se desnudaron otras injusticias para más tarde alimentar la rebeldía de la generación de los 60 y 70´s. La segunda ola feminista, llegó subvirtiendo el orden tradicional de la vida al convertir en un hecho político la violencia que se producía en el espacio privado de la vida familiar, al demandar igual salario por igual trabajo y al demostrar que los beneficios del desarrollo no llegaban a hombres y mujeres por igual. Vendría el decenio de la mujer, se hablaría de la feminización de la Pobreza, de la explotación sexual y laboral, de la mortalidad con rostro de mujer. Las Conferencias del Cairo, Beiging y de los objetivos Milenio retumban aun en la conciencia de los pueblos y sus gobernantes.

En Bolivia, así como celebramos la presencia y participación de más mujeres en la conducción de asuntos públicos constatamos que las cuotas sirven pero no bastan. Algo estructural conspira al evidenciar que solo 5 de 70 diputados uninominales o cuando apenas 15 de 99 aspirantes a gobernaciones y alcaldías son mujeres. Ese algo tiene que ver el autoritarismo, el caudillismo y una cultura prebendal que contagia a hombres y mujeres, nadie cuestiona ni busca erradicar. Julieta Kirkood, definía al feminismo como una lucha contra toda forma de autoritarismo. Por ello, la paridad y alternancia conquistadas deben celebrarse pero no exaltarse, no nos engañemos, en la trama de la política hay poderes reales y aparentes mientras todavía campea la intolerancia y la instrumentalización de las mujeres.

Ayer conocimos las cifras del feminicidio en Bolivia mientras sigue doliendo la violencia de mujeres pobres que linchan a otra mujer pobre. La trata y el tráfico de mujeres aumenta, mientras es creciente adhesión de las mujeres y redes sociales para combatirlos. Lo que si sorprende es la incongruencia de quienes desde las trincheras progresistas nada dicen cuando se prioriza la inversión de un certamen de belleza en desmedro de otras urgencias. Lo cierto, es que entre avances notables y realidades que aun golpean, el 8 de marzo pasado fue una conmemoración agridulce. Los desafíos continúan y no todo tiempo pasado fue mejor.